DISTINGUIDAS
AUTORIDADES QUE HOY NOS ACOMPAÑAN
DISTINGUIDOS
JUECES DE ESTE CERTAMENAMIGOS Y AMIGAS
COMPAÑEROS SINDICALISTAS.
Gracias por permitirme utilizar esta
palestra para representar primeramente a la zona sindical No. 8 del
SUITCOBAEV y con mucho cariño a toda la
base sindical que hace posible que nuestro organismo se fortalezca cada día y
siga en la brega por la justicia y dignidad de los trabajadores del COBAEV.
Hoy
quiero hablar de sindicalismo.
INTRODUCCIÓN
Hoy,
nos parecen derechos normales algunos de los que disfrutamos en nuestros
puestos de trabajo, pero no hace tantos años la clase obrera era explotada y
carecía de cualquier tipo de derecho.
El
trabajador tuvo necesidad de agruparse con otros trabajadores para de esa
manera compensar la inferioridad en que aislado se encontraba frente el
empleador e incluso frente a la legislación existente.
Al
principio la unión engendró la atención pública sobre el fenómeno, de la cual
derivó la legislación del trabajo.
Esta
fue reconociendo la realidad social y sindical, lo que significó suprimir las
trabas para la unión y en segundo momento, crear estímulos para la unión de
trabajadores. En la medida en que se formaron asociaciones profesionales surgió
una nueva forma de creación del derecho del trabajo.
En
el derecho del trabajo hay un punto de partida: la unión de los trabajadores; y
un punto de llegada, el mejoramiento de las condiciones de los trabajadores,
siendo derecho individual y colectivo con distintas sendas para llegar a ello.
El
sindicato, es la asociación de trabajadores constituida para unirse íntimamente
con el objeto de defender sus derechos laborales y la conquista de nuevos.
Se fundamenta, pues, en la
unidad monolítica de los trabajadores ante necesidades comunes de la clase
explotada.
El sindicato es
la expresión más legítima de la clase obrera organizada, la que gracias a su
unidad, organización y
constancia en la lucha ha conseguido derechos que, de otro modo, no hubiera
sido posible.
El Sindicato es la
organización continua y permanente creada por los trabajadores para protegerse
en su trabajo,
mejorando las condiciones del mismo mediante convenios colectivos refrendados
por las Autoridades Administrativas de la Secretaria del Trabajo.
El Sindicalismo Mexicano,
tiene sus orígenes en las primeras décadas del siglo XX, cuando la lucha revolucionaria
estableció finalmente en el documento constitucional, el derecho de la libertad
de asociación. Desde entonces y con apoyo de los gobiernos el sindicalismo en
México conformó lentamente grupos representativos de diferentes gremios en el
país.
DESARROLLO
Es
conveniente recordar que en nuestro país, los Sindicatos están garantizados por
la Constitución Política del Estado, que, en su artículo
27º, afirma:
"El Estado reconoce la libertad de asociarse y la de
contratar. Las condiciones de su ejercicio están regidas por la ley".
Y
por el artículo 62º que textualmente dice:
"Todos
tiene el derecho de reunirse pacíficamente y sin armas, sin comprometer el
orden público. La ley regulará el ejercicio del derecho de reunión".
Ese
es nuestro derecho compañeros
¿Pero
cuáles son los objetivos sindicales que perseguimos?
Estos cinco objetivos
son:
Los
sindicatos buscan que quienes trabajan tengan un salario adecuado y digno, que
les permita cubrir sus necesidades y las de sus familias en alimentación, salud, vivienda, educación, vestido y recreación.
Las
condiciones de trabajo son un complemento indispensable del salario. Las
trabajadoras y los trabajadores tienen el derecho a que las condiciones en que laboran
no les afecten ni física ni mentalmente.
No
basta con tener trabajo, es importante que el empleo sea estable, regulado por leyes que nos protejan
contra despidos injustos, principalmente cuando el trabajador y la trabajadora
han entregado lo mejor de sus años y toda su experiencia para el desarrollo de
su empresa y de su país .
Para
proteger y garantizar el mejoramiento de los sectores laborales, es necesario crear
leyes y luchar para que éstas se cumplan. Por esta razón el sindicalismo constantemente busca
que los Estados promulguen leyes y decretos que garanticen la continuidad de
sus conquistas y el mejoramiento social y económico de las personas
trabajadoras. Para que las leyes se respeten y se cumplan, es necesario que
todas las personas trabajadoras y estemos unidos y organizados.
5. La permanente
democratización de la sociedad
El
respeto a los derechos
humanos es una de las luchas más importantes que los trabajadores podemos
realizar desde nuestra organización sindical. El reconocimiento de los derechos
de libre asociación, de pensamiento y de expresión
implica luchar por la democratización de nuestro país. También es importante
que los sindicatos participen en la vida política de las naciones, para vigilar
y supervisar que los gobiernos sean justos en sus políticas económicas y
sociales.
En
el SUITCOBAEV somos libres, independientes, democráticos, participativos,
unitarios, responsables, realistas y solidarios.
En
el SUITCOBAEV, entramos todos. Todos los que nos consideremos sindicalistas.
Debemos
siempre luchar unidos para alcanzar nuestros objetivos colectivos para bien de
nuestra organización y de nuestras familias.
CONCLUSIONES
Espíritus superficiales han acusado al
Sindicalismo de ser demasiado egoísta; por ver en él nada más que una fuerza
encaminada hacia el logro de ventajas puramente económicas.
El cargo carece de razón cuando mira
sólo este aspecto de la acción sindical. Es verdad que el Sindicalismo ha
puesto en su programa, como número principal, este que tiende a garantir ante
todo la vida física. Primero es vivir, y después filosofar, afirmó el filósofo.
Mientras el hombre, obedeciendo a
leyes naturales, precise del alimento para nutrirse, del vestido para
abrigarse, y de un hogar para descansar de sus fatigas, su primera preocupación
será subvenir a estas necesidades primordiales.
En la escala de los seres, llámense
superiores o inferiores, domina esta ley del instinto conservación, de supervivencia
y reproducción. Negar esta ley, es negar la evidencia. El Sindicalismo llena
una función humana de alta filosofía al procurar que sus adeptos tiendan a
vivir una vida física sana, integral, como preparación de una vida intelectual
y una vida moral, igualmente sana e integral.
Con esto no hace más que ajustarse a
principios biológicos superiores que contribuirán poderosamente a la selección
de la especie, hoy empujada fatalmente a la degeneración corporal y a la ruina
intelectual y moral por las actuales formas asesinas de producción.
Pero no es verdad que la obra del
Sindicalismo se detenga aquí.
El Sindicalismo ha comprendido, como
no ha podido menos de comprender, que no sólo de pan viven los humanos. Junto
al ser objetivo vive el ser pensante.
Dentro de la misma alcoba conviven el yo
material y el yo espiritual. Y siendo esto así, es imposible poder trazar una
línea de separación entre estas dos entidades que se completan, que en seres
normales forman una sola entidad.
Sería necesario que el hombre fuera
puramente animal, para que sólo sintiera el instinto de nutrirse; o que fuera
puramente espiritual, para que sólo lo interesaran las especulaciones de la
alta filosofía. Pero como el hombre es a la vez una y otra cosa, precisa llenar
las necesidades atingentes a cada una de ellas. Lo que hace el Sindicalismo es
subordinar las necesidades espirituales, –importantísimas como complemento de
un hombre equilibrado. – a las necesidades materiales, que son vitales, que son
condición para que coexistan las otras.
Ahora bien, el Sindicalismo tiene también sus
ideales propios. Junto a la conquista de un bienestar inmediato, prepara la
transformación de la sociedad por la conquista paulatina, pero creciente, de
mejoras, hasta llegar a la sustitución del régimen del salario por la
producción librada exclusivamente a los sindicatos de oficio.
El proceso será largo y costoso de
realizar si el pueblo no se interesa de veras por acelerar esta transformación.
Pero será corto y hacedero si, por el contrario, desea ver terminado alguna vez
el régimen de oprobio que a todos nos aplasta.
Será esta una transformación que no
aprovecharemos nosotros, y aquí está precisamente, el gran valor del ideal
sindicalista. Nosotros laboramos para las generaciones que vienen. Hacemos lo
que nuestros padres: nos criaron, nos educaron y nos pusieron en situación de
dar los primeros pasos en el camino de la vida. Hacemos lo que han hecho las
generaciones extintas, desde la prehistoria hasta nosotros. En los progresos
que hoy aprovechamos palpita el cerebro del sabio de edades muertas, los afanes
del inventor, las meditaciones del filósofo, las emociones del arte, de hombres
que fueron, de humanidades borradas por la patina de los siglos. La herencia
que hemos recibido de aquellas generaciones que fueron, debemos nosotros
trasmitirla aumentada a las que nos sigan. El Sindicalismo cumple así la ley
de la Historia.
Hoy,
estoy orgulloso de ser sindicalista, hoy puedo mirar de frente y decirles que
el sindicalismo ha reivindicado a nuestras vidas y que ha sido con altura de
miras, con la lucha constante, con la pasión de buenos mexicanos, con el
corazón de buenos veracruzanos que hemos conformado un gran sindicato.
Que
viva Erika Ayala Ríos
Que
viva México
Muchas
gracias…
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