miércoles, 24 de octubre de 2012

CHOMSKY…EL OBJETIVO DE LA EDUCACIÓN.


 CHOMSKY…EL OBJETIVO DE LA EDUCACIÓN.
Por: Carlos Alberto Chiñas Narváez
            Lic. En Comunicación y estudiante de la Maestría en Educación
            Por la Universidad Popular Autónoma de Veracruz.
Campus Agua Dulce, Veracruz.

 
            Hoy quiero comenzar discutiendo la posición personal y política de cada uno de los docentes que ejercen una actividad tan noble como es el magisterio.

 Realmente no podemos dejar pasar por alto las posiciones políticas en relación al ejercicio docente que cada día aplicamos y que con ello formamos a las nuevas generaciones.

 Si tú eres un personaje gris, tus alumnos así se formaran, en cambio, si eres realmente cómplice del apostolado de la formación humana de tus estudiantes, lograras crear no solo un puñado de trabajadores con capacidades para desarrollar una actividad, sino que lograras crear seres humanos y pensantes, capaces de construir y reconstruir su propio contexto.

Quiero, primeramente entender a Noam Chomsky, un personaje del siglo XX, lingüista, americano, político anarquista, comprometido con la educación libre y revolucionaria.
 
Sus biógrafos lo definen  como un conservador de la variante liberal clásica (Chomsky's Politics, pp. 188) y él se ha definido como un sionista; aunque observa que su definición de sionismo es considerada por la mayoría como antisionista, como resultado de lo que él percibe un cambio, desde la década de 1940, en el significado del sionismo.

(Chomsky Reader) Dentro de esta línea y rescatando su contenido libertario, Chomsky ha declarado su admiración y adhesión al kibbutz como forma social alternativa.

Con el tiempo, se ha convertido en una de las principales figuras de la política radical estadounidense. Junto a José Saramago o Leonardo Boff, entre otros, es uno de los principales intelectuales de la izquierda en el mundo, pese a lo cual, a diferencia de su actividad científica, su aportación teórica en el ámbito político no es demasiado relevante. Nunca se ha considerado un teórico en política, sino simplemente un ciudadano informado que mantiene una actitud muy crítica hacia la ideología dominante. Chomsky cree que, mientras la actividad científica no está al alcance de cualquiera (ya que exige una formación y una abstracción conceptual muy elevada), para la actividad de crítica política basta una cierta apertura de espíritu. Ha reiterado a menudo que la política debería ser cosa de todos y no dejarse en manos de la inteligencia, ni mucho menos aceptar que sólo los profesionales de la política (sean periodistas, intelectuales o políticos) sean los únicos capacitados para opinar sobre política.

            Chomsky es uno de los detractores de la globalización, y esto se debe a su forma de entender la hegemonía del capitalismo moderno. Para Chomsky, Estados Unidos no cree en el libre comercio sino que lo utiliza como un método mediante el que los países más fuertes imponen a los países pobres la obligación de cumplir con unas normas coercitivas y rígidas (la ley del embudo).

 El objetivo básico de la globalización económica es globalizar toda la economía mundial, y Estados Unidos controlaría la economía mundial con el apoyo de los organismos satélites (Fondo Monetario, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio). El argumento habitual a favor del libre comercio liberalizado es que éste conducirá a un aumento generalizado de los niveles de vida. La experiencia ha demostrado que, con la apertura de los mercados comerciales y financieros, los inversores y empresarios han ganado mucho más dinero, pero gran parte de los países más pobres han sido las víctimas de un descenso pronunciado de sus niveles de vida.

Entendiendo lo anterior, me permito afirmar que Chomsky le ha apostado a la liberación intelectual desde la educación, pues considera que es el único camino para hallar la verdad, verdad que nos conducirá a la conquista del verdadero hombre libre.

Si tomamos en cuenta que el hecho educativo es un proceso social, podremos entender su naturaleza, su función y su finalidad, pues el acto educativo es eminentemente social y Chomsky separa perfectamente el concepto básico de la educación como medio posible para la liberación del hombre de la forma en cómo los grupos de poder han establecido a través de la educación un sistema de adoctrinamiento y control tanto de carácter social como cultural y científico y por su puesto sin dejar de lado el económico.

Es muy claro su punto de vista: la educación es un hecho que solo puede generarse en la sociedad. Se educa y se es educado a través de la interacción humana de la comunicación. La educabilidad se posibilita por la capacidad de relación del sujeto. A su vez, la aptitud de sociabilidad necesita educarse. Por tanto educación y sociabilidad se implican entre sí. Son inherentes. Es decir, no es posible separar el carácter social del hecho educativo y eso lo tiene muy presente Chomsky cuando afirma que el objetivo de la educación es la de la autoformación, el autocrecimiento, la libertad intelectual y el disfrute de una vida mas plena y satisfactoria para los que reciben educación, en cambio, dice, la educación cuando se establece a través de una sistematicidad se vuelve solo en una constante de adoctrinamiento impidiendo con ello el desarrollo intelectual y humano de los hombres en sociedad.
 

Después de observar el documental sobre el objetivo de la educación desde la perspectiva de Noam Chomsky, he decidido aceptar que el hecho educativo es desafío, conflicto, tensión. Exige esfuerzo, disciplina. Es desafiar a los enemigos, del hombre, tales como la droga, el alcohol, el vicio sexual, el ocio, el consumismo, la injusticia, la violencia, la pasividad, la complicidad, la indiferencia, entre muchos otros que solo destruyen y anulan las prerrogativas más nobles del ser humano.


De igual forma me ha permitido entender que la grandeza del hombre radica en su posibilidad de ser cada día más estudioso, más responsable, más honesto, más respetuoso, más crítico, mas creador, más libre, pero solo si en verdad se lo propone y rompe con las cadenas de la sistematicidad pedagógica.


Y como dice Vigosky, el hecho educativo se genera en un contexto histórico determinado. Por lo mismo que es interacción humana se da en una realidad concreta, en devenir, en un “aquí”, en un “ahora”, pues el proceso educativo pertenece a la práctica social, a su dinámica histórica, tiene su historia y se da en la historia.
 

Su visión sobre la incorporación de la tecnología al proceso educativo, es bastante claro, pues, aunque celebra la llegada de grandes avances tecnológicos considera que se convierte la comunicación en una incomunicación.

El internet ha venido a satisfacer muchas necesidades informativas, pero también ha provocado que el ser humano reciba de nueva cuenta un conocimiento procesado, de aquel que mencionaba Paulo Freire y que hoy en día le esta haciendo mucho daño a nuestro jóvenes, pues la capacidad de racionamiento se limita al mínimo y se quiere vivir en la cultura del menor esfuerzo.

 
Dice Chomsky que aunque la tecnología nos brinde un mar de datos informativos, si no tenemos el objetivo bien claro de lo que queremos o buscamos nos perderemos en un mundo del caos tal y como le pasa a la educación cuando se sistematiza de tal manera que se aniquila la libertad del ejercicio pedagógico y solo nos queda el resquicio de la mendicidad académica en el supuesto del mismo ejercicio.
 

La educación forma, pero el autorespeto crea y define al hombre del mañana que necesariamente tiene que ser el de hoy.

 

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